¿Cuantas veces te has visto haciendo por hacer sin saber para qué? ¿Cuantas veces has invertido tu tiempo, tu energía y tu dinero en algo que no era lo que necesitabas? ¿Cuantas veces has aceptado trabajos por miedo a la incertidumbre o a dejar de estar en la palestra? ¿Cuantas veces el trabajo ha ganado a tu vida personal? Y en definitiva, ¿cuantas veces te has quedado en un sitio en el que no querías estar solo porque alguien dijo alguna vez que era por ahí?

Yo muchas. Durante años la vocación me dio y me quito a partes iguales. La autoexigencia, el perfeccionismo, la comparación, el síndrome de la impostora o la búsqueda de la validación externa, me llevaron a vivir en una especie de bucle en el que sentía que yo no controlaba nada. Tenemos tantas ganas de vivir de lo que nos apasiona, que nos enfocamos tanto en “hacer” para “tener” que se nos olvida que antes de todo eso, necesitamos “ser”.

Conocerse en profundidad y confiar en que todo lo que necesitas para ser tu mejor versión y alcanzar tu propio éxito ya está dentro de ti, puede verse como un acto de fe profundo pero te aseguro que salir de la zona de confort, por muy incomodo que te parezca, es el camino para vivir una carrera artística integra, sostenible en el tiempo y sobretodo en equilibrio con tu vida personal.

Así que artista, tu decides si quiere vivir en el “Show de Truman” y que la vida decida por ti o salir a liderarla.